jueves, 29 de octubre de 2009

Canción de Sergio Stepansky



Querido Dante, estas a punto de nacer, a veces te siento tan lejos de mi, tan astral, viviendo una vida plena en ese sueño del que pronto te despertarás para ser real. Quiero donarte estos versos del maestro León de Greiff, para que al leerlos vayas equivocando los caminos que otros te señalen y tomes así el tuyo propio.


En el recodo de todo camino
la vida me depare el bravo amor:
y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino,
de arak o vodka o kirsh, o de ginebra;
un verso libre —audaz como el azor—,
una canción, un perfume calino,
un grifo, un gerifalte, un búho, una culebra...
(¡y el bravo amor, el bravo amor, el bravo amor!)

En el recodo de cada calleja
la vida me depare el raro albur:
—con el tabardo roto, con la cachimba vieja
y el chambergo agorero y el buido reojo,
vagar so la alta noche de enlutecido azur:
murciélago macabro, sortílega corneja,
ambular, divagar, discurrir al ritmo del antojo...
(¡y el raro albur, el raro albur, el raro albur!)

En el recodo de todo sendero
la vida me depare a ésa mujer:
y un horizonte para mi sed de aventurero,
una música honda para surcar sus ondas,
un corto día, un lento amanecer,
un lastrado silencio hosco y austero,
la soledad, de pupilas redondas...
(¡y ésa mujer, ésa mujer, ésa mujer!)

En el recodo de cada vereda
la vida me depare el ebrio azar:
absorto ante el miraje que en mis ojos se enreda
vibre yo —Prometeo de mi tortura pávida—;
ante mis ojos fulvos, fulja el cobre del mar;
¡su canto, en mis oídos mi grito acallar pueda!
y exalte mi delirio su furia fría y ávida...
(¡el ebrio azar, el ebrio azar, el ebrio azar!)

Y en el recodo de todo camino
la vida me depare "un bel morir":
despéineme un balazo del pecho el vello fino,
destrice un tajo acerbo mi sien osada y frágil:
de mi cansancio el terco ir y venir:
la fábrica de ensueños —tesoro de Aladino—,
mi vida turbia y tarda, mi ilusión tensa y ágil...
(¡un bel morir, un bel morir, un bel morir!)

lunes, 5 de octubre de 2009

A MANERA DE EPITAFIO



Fíjate como son las cosas Dante, nosotros andamos tan vitales, tan sonrientes, tan llenos de vos y de nosotros mismos, que iluminamos. No sé si te acuerdes que mientras crecías dentro de Jazz, y mucho antes, te cantamos dos canciones que nos parecen arrullos: duerme negrito y todas las hojas son del viento. La primera canción la interpreta Mercedes Sosa, la segunda Luís Alberto Spinetta.

Hablaré sobre la primera. Te la cantábamos con la misma sonrisa con la que andamos ahora y hace que tu madres e vea tan linda, tan blanca, te la cantábamos por que Jazz y yo tenemos recuerdos gratos de esa canción. Yo recuerdo que la primera vez que la escuché fue con charango, palmas y voz de un grupo que también has escuchado y se llama Inti Illimany, lo escuché en una noche en que vinieron a Pasto y se quedaron en mi casa creo que era 1989 y yo tenía ocho años.

La segunda vez y desde allí en adelante la escuché cantada por Mercedes Sosa, me pareció mucho mas tierna, como hecha y cantada bajo el océano, desde ahí vino esta voz honda de una indígena argentina a movernos el alma, fíjate, a alegrarnos, a hacernos arrullarte para que duermas calladito, con esos sueños que deben tener los niños que son siempre eternos y dulces, tranquilos en la nada.

Ella murió hace dos días, también anda ahora, tranquila en la nada.

Abur señora, abur.