martes, 29 de abril de 2008

Mi sombra presagia al sol

Aún tengo al sol para besar tu sombra.
Gustavo Cerati.

Mi cuerpo,
perenne crepúsculo del infinito.

Yo.

Veo a tu madre, la miro seguro de haberme encendido por su fuego. Anoche discutimos y la lágrima cerró sus ondas sobre nosotros, su efecto terrible fue la ausencia de la sonrisa que es la señal de que el mundo golpea a veces.

Esta mañana quiero hablarte del sol, del fuego, de las caídas, el vuelo y del maravilloso soñador: Ícaro.

El cielo se corta a veces y otras, se colma porque es siempre noble, se corta en el golpe de la lluvia, se colma por las nubes hambrientas e insaciables. el cielo es la mejor metáfora de tu cuerpo mi querido hijo, Dante, el cuerpo también se deja colmar inocentemente, el cuerpo es siempre un niño indiferente; eso significa que en tu cuerpo sentirás dolor y no podrás sostenerte, por lo tanto caerás.

Anoche, luego de un episodio casi insignificante cuando se pone en las manos de Dios, en lo eterno, Jazz y yo quedamos derrotados y en las alas se sacudió de nuevo el polvo, el suelo nos acogió otra vez en el golpe certero de la derrota.

Ícaro es hijo de Dédalo, este último es un inventor, recuerda que construyó para Minos (el rey) un laberinto para el Minotauro; bueno, Dédalo estaba preso en una isla con su hijo, entonces inició a trabajar en la construcción de unas alas que permitan que Ícaro y él se eleven para salvarse. Construidas las alas se inició el vuelo pero Ícaro ascendió demasiado y el sol empezó a derretir la cera con que estaban hechas sus alas, entonces llegó un momento en el que las alas no resistieron y cayó al mar Epónimo. Hay una parte en un cuento de Cortázar que quiero que aprendas, dice que Ícaro cayó en el mar Epónimo creyendo que tocaba el cielo y es una linda imagen de como a veces se siente el cielo en el momento de la caída y el hundimiento. Sin embargo esta sólo es una advertencia y la llamada a preparar tu corazón, tus sentidos todos y el cuerpo para coparse de lo necesario; caerás te lo digo, sin embargo el hombre que es su historia, ya no se hace al vuelo sin preparar la caída, por eso ahora somos capaces de levantarnos.

"Los hechos son siempre vacíos, toman la forma del sentimiento que los llena" Onetti.



Ella - tu madre - subió a un bus sin piedad, y yo quedé en el cemento que se alargaba quizá por la culpa y lo caminé al menos por hora y media, ambos lloramos - señal de que aún ahora nos encontramos como lo hicimos hace años -, ambos pensamos en el otro y nos reencontramos con la necesidad de construir juntos la vida. así lo hicimos, yo caminé hasta su casa, nos miramos y comprendimos que si era el cielo, que no había nada de mar y que nuestra alas resisten todo vuelo, incluso al sol que vine y se presagia.

El cielo se repone de las nubes, el fuego de tu madre me alimenta y sonrío como nunca antes - si e vieras, si la vieras - así las cosas son para siempre la certeza de mirarnos desde ya dándonos la bienvenida a los tres.

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